Todos los lunes y miércoles, poco antes de las 7 de la tarde, Lucio Cisterna deja lo que sea que esté haciendo, se calza su campera canguro y enfila hacia su otro trabajo. Uno donde no gana ni una moneda, pero tiene la oportunidad de cumplir el mandato de su espíritu: enseñarles a un puñado de chicos del barrio Lomas de Tafí lo que es el rugby, cómo se juega y cuáles son sus valores.
Pero lo llamativo del caso no es lo que hace, ni cuándo, sino con qué: con nada. El club que formó en enero de este año, Lomas de Tafí RC, no tiene haches, ni arcos, ni vestuarios, ni cercas perimetrales. No tiene nada. Ni siquiera el terreno sobre el que practican sus más de 100 chicos es propio. Su único patrimonio es la voluntad de Lucio y de quienes lo acompañan.
"Entrenaba juveniles en Lince, hasta que el destino me trajo a vivir a Lomas de Tafí. Acá me encontré con muchos chicos que no sabían nada de rugby, así que decidí armar esto para seguir difundiendo este hermoso deporte", cuenta Lucio.
La comunidad infantil del barrio respondió al llamado: en el primer mes se acercaron más de 60 chicos y chicas ávidos de descubrir el rugby y el hockey. Y después se sumó el fútbol.
Poco después, llegó el primer "pero". "Tuvimos que dejar el predio donde entrenábamos al principio, y cuando nos trasladamos acá perdimos un montón de chicos", lamentó. Para colmo, el terreno vacío donde ahora practican tampoco les pertenece y saben que en algún momento deberán volver a mudarse.
"Necesito tener un poco de certidumbre acerca de si el club va a poder seguir usando aunque sea una parte de este terreno, o si podrá disponer de otro. Una vez que tengamos esa certeza, podremos empezar a gestionar la construcción de vestuarios y lo demás. Por el momento ya tenemos reservado el nombre, y la personería jurídica está en trámite ", explicó el ex primera línea.
Al no tener nada que indique que en ese lugar hay un club, Lucio tuvo que salir a pegar afiches y a visitar escuelas para sumar chicos a su propuesta.
Y no se hizo la luz...
Además de un futuro incierto, el club tiene un presente oscuro. Literalmente hablando. Dado que trabaja sólo con infantiles, los entrenamientos se hacen después de las 19, cuando los chicos vuelven de la escuela. En invierno, a esa hora ya es tan de noche como a las 22, por lo que no les queda otra que practicar en las penumbras, con apenas un haz de luz que les llega desde la avenida.
"Este lugar necesita unos cuantos postes de luz, porque a los chicos se les complica entrenar en la oscuridad. Además, muchos padres no los quieren mandar, o se quedan al costado hasta que termina la práctica. Cuento con la colaboración desinteresada de varias personas, pero necesito que desde la Unión o desde donde sea me den una mano para seguir difundiendo estos deportes en Lomas de Tafí. No es por mí, es por los chicos", concluyó.